Opiniones de lectores
La creación literaria, como cualquier otra expresión artística, no completa su ciclo creativo hasta que se expone a la consideración de la sociedad.
Escribir para uno mismo, como componer, pintar o esculpir, tienen su punto final en la consideración del público.
En este apartado de la web se recogen como información para los futuros lectores las opiniones recibidas de los libros de Eugenio Feijoo, incluyendo aquellas recibidas antes de la publicación de la página.
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Opiniones de lectores
25 entradas en 3 páginas
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20/04/16 16:42:57
Hay escritores a los que se nota tanto que escriben bien que no deben de escribir tan bien. Escriben para pasmo, sorpresa y admiración del lector. Buscan los retortijones ensordecedores del lenguaje, dicen de la manera más complicada las cosas más corrientes, buscan la metáfora hasta la extenuación. Con lo que sus textos corren y saltan como arroyos entre pedruscos. Son tan admirables como fatigosos. Ganan prestigio con solemnidad y pierden lectores a chorros. Aunque nadie confesará que ha dejado de leerlos. Alguna vez se ha llamado a tales escritores “literatos de sonajero” que no supone faltarles al respeto sino negarles la adoración que buscan. Al fin y al cabo los sonajeros son útiles y, cuando menos, sirven de alarma.
La literatura más hermosa es la que fluye, la que corre serenamente, aquella cuya palabra engendra la siguiente y la da a luz, la pare sin aparente dolor. No hay parto sin dolor pero puede haber parto sin gesticulaciones.
El lenguaje de Eugenio es fluyente, sereno, sin arrumacos desmedidos al lector, sin fuegos artificiales, con la eficacia de la sabiduría y sin el relumbrón de la prepotencia. Es un lenguaje respetuoso y sencillo que no busca el asombro sino la serena transmisión de lo que quiere contar. No abusa de la metáfora ni huye desesperadamente del tópico sino que lo abraza tranquilamente cuando hace falta. El lector se siente respetado, no sufre sobresaltos y las cosas le llegan con la suavidad de quien revive lo vivido descubriendo en ello la hondura y la belleza de la normalidad. Lo que llama Eugenio “la vida misma”.
La literatura más hermosa es la que fluye, la que corre serenamente, aquella cuya palabra engendra la siguiente y la da a luz, la pare sin aparente dolor. No hay parto sin dolor pero puede haber parto sin gesticulaciones.
El lenguaje de Eugenio es fluyente, sereno, sin arrumacos desmedidos al lector, sin fuegos artificiales, con la eficacia de la sabiduría y sin el relumbrón de la prepotencia. Es un lenguaje respetuoso y sencillo que no busca el asombro sino la serena transmisión de lo que quiere contar. No abusa de la metáfora ni huye desesperadamente del tópico sino que lo abraza tranquilamente cuando hace falta. El lector se siente respetado, no sufre sobresaltos y las cosas le llegan con la suavidad de quien revive lo vivido descubriendo en ello la hondura y la belleza de la normalidad. Lo que llama Eugenio “la vida misma”.
Landeira Renato A. Periodista y abogado.
20/04/15 20:25:09
Crítica de Renato Landeira, periodista y abogado, de “Los Silencios de Martina”. Si desea ampliar este extracto puede escuchar la intervención completa de este crítico como presentador de esta obra en la Casa de Galicia de Madrid, que facilitamos en el apartado “Presentaciones”.
“Los Silencios de Martina” es la historia de un reencuentro. De pasión frustrada y reprimida. Del no olvido. Tiene ese arranque moderno, quijotesco, orsonwelliano y hitckoquiano, también de John Ford, de empezar por su final y echar la mirada atrás. No se trata de leer un qué, sino un por qué.
No olvida Luis, su protagonista, a Martina; ni Eugenio olvida su historia. Una historia que pertenece a la inquietud literaria que siempre le acompañó, desde que pisara aquellas losas romanas de Abeleda hasta (Madrid). Pero lo gallego reluce y empaña en Feijoo: melancolía y morriña. Un reflejo más de aquel “Veinte años no es nada”, tan gallego, que compuso Alfredo Lepera en 1935 e inmortalizó Carlos Gardel en su tango.
No existe literatura que no refleje un pesar de su autor. Un querer ser o un querer haber sido. Ese algo que decir a la hora de escribir empieza y acaba en el escarbar de uno mismo. ¿Qué autor no es alter ego de su protagonista? Eugenio Feijoo, Luis, heterónimos de un mismo soy-yo. Eugenio pone lo melancólico, el escenario, la atmósfera y las horas de la Olivetti. Luis el recuperar su pasado, nada nuevo, es cierto: el fresh start americano, la saudade brasileira, el fadismo portugés de la nostalgia y el fatalismo, el Begin the Beguine de Cole Porter. En lo gallego contemporáneo, me viene a la cabeza Sempre Xonxa, del gran Chano Piñeiro.
Porque Eugenio Feijoo es poeta. No es poeta quien rima versos. Ser poeta es una actitud que Feijoo tiene. Recordemos unos versos del fado por excelencia de Amalia Rodrigues: Amor, ciúme,/cinzas e lume/dor e pecado./Tudo isto existe/tudo isto é triste/ tudo isto é fado… Tudo isto é Eugenio Feijoo.
“Los Silencios de Martina” es la historia de un reencuentro. De pasión frustrada y reprimida. Del no olvido. Tiene ese arranque moderno, quijotesco, orsonwelliano y hitckoquiano, también de John Ford, de empezar por su final y echar la mirada atrás. No se trata de leer un qué, sino un por qué.
No olvida Luis, su protagonista, a Martina; ni Eugenio olvida su historia. Una historia que pertenece a la inquietud literaria que siempre le acompañó, desde que pisara aquellas losas romanas de Abeleda hasta (Madrid). Pero lo gallego reluce y empaña en Feijoo: melancolía y morriña. Un reflejo más de aquel “Veinte años no es nada”, tan gallego, que compuso Alfredo Lepera en 1935 e inmortalizó Carlos Gardel en su tango.
No existe literatura que no refleje un pesar de su autor. Un querer ser o un querer haber sido. Ese algo que decir a la hora de escribir empieza y acaba en el escarbar de uno mismo. ¿Qué autor no es alter ego de su protagonista? Eugenio Feijoo, Luis, heterónimos de un mismo soy-yo. Eugenio pone lo melancólico, el escenario, la atmósfera y las horas de la Olivetti. Luis el recuperar su pasado, nada nuevo, es cierto: el fresh start americano, la saudade brasileira, el fadismo portugés de la nostalgia y el fatalismo, el Begin the Beguine de Cole Porter. En lo gallego contemporáneo, me viene a la cabeza Sempre Xonxa, del gran Chano Piñeiro.
Porque Eugenio Feijoo es poeta. No es poeta quien rima versos. Ser poeta es una actitud que Feijoo tiene. Recordemos unos versos del fado por excelencia de Amalia Rodrigues: Amor, ciúme,/cinzas e lume/dor e pecado./Tudo isto existe/tudo isto é triste/ tudo isto é fado… Tudo isto é Eugenio Feijoo.
González Vázquez María Jesús
20/04/15 20:16:49
He terminado de leer tu libro “Relatos de Halcones y Palomas• Le he prestado mucha atención y me parece un mosaico de esta complicada vida. Algunos cuentos más que cuentos son cuadros: un pedazo de vida retratada con figuras en movimiento, como por ejemplo La Tribuna del Bar, o el Banquete de Primera Comunión, donde narras con fina ironía el horror en que se han convertido algunas celebraciones y el derroche de nuevos ricos que revelan.
La desesperanza también tiene su sitio en El último Capricho de un Emigrante, o en El desencanto del Viejo Sindicalista, muy bien contadas, de forma que conmueven, que es importante en Literatura. La Casa del Indiano está en una línea similar.
Es complicado y largo comentar cada cuento, pero son muy bellos La Pintora de Ojos Tristes: el personaje es literariamente hermoso. Y luego Con la Miel en los Labios, que es el que te ha salido, a mi modesto modo de ver ... más redondo. Es perfecto.
Por supuesto que en algún otro y respecto a algún párrafo te tiraría de las orejas por cargar las tintas, o el desahogo bronco de algún final, pero esto es poco en un bello libro que se merece toda la suerte. Muchas gracias por haberlo escrito y recordarme el duro mundo en que luchamos para sobrevivir.
Enhorabuena y un abrazo.
La desesperanza también tiene su sitio en El último Capricho de un Emigrante, o en El desencanto del Viejo Sindicalista, muy bien contadas, de forma que conmueven, que es importante en Literatura. La Casa del Indiano está en una línea similar.
Es complicado y largo comentar cada cuento, pero son muy bellos La Pintora de Ojos Tristes: el personaje es literariamente hermoso. Y luego Con la Miel en los Labios, que es el que te ha salido, a mi modesto modo de ver ... más redondo. Es perfecto.
Por supuesto que en algún otro y respecto a algún párrafo te tiraría de las orejas por cargar las tintas, o el desahogo bronco de algún final, pero esto es poco en un bello libro que se merece toda la suerte. Muchas gracias por haberlo escrito y recordarme el duro mundo en que luchamos para sobrevivir.
Enhorabuena y un abrazo.
Seguín Milagros
20/04/15 20:09:56
Hola, por fin conseguí Un Ruiseñor en la Abadía la semana pasada a través de Bubok, y me lo he acabado ayer. Me ha costado trabajo encontrarlo porque aquí en La Coruña no lo había en las librerías. Me ha gustado mucho pero creo que debería referirse a más gente del pueblo y no solo a los personajes principales de la historia. El final no me lo esperaba así para nada, pensaba que iba a ser más una historia de amor y pasión. Le sugiero que escriba un segundo libro sobre el pueblo de Abeleda, porque me he quedado con ganas de más y me interesa el ambiente que refleja en toda la historia.
De Luis Rosa
20/04/15 20:01:30
Rosa de Luis:
He tenido ocasión de leer “Los silencios de Martina” y, como he visto en su web diferentes comentarios sobre el libro, me animo también a enviarle el mío por si desea añadirlo. Antes que nada, Martina no me parece una mujer tan extraña como creo que indican algunos lectores. Para mí es una mujer normal y corriente. En alguna de las páginas me ha parecido que el autor intenta analizar la filosofía y el comportamiento de Martina desde una óptica excesivamente religiosa o moralista, como si cuanto ha hecho en su vida fuera consecuencia de una transgresión de los principios morales o religiosos. Yo creo que hay que analizarla desde la vertiente humana y natural, como la de una mujer que ha vivido la existencia que le ha correspondido, sin los condicionamientos del “pecado” o de ruptura.
En algún momento de la historia ella misma viene a decir esto que yo destaco ahora, por ejemplo cuando en uno los correos electrónicos le dice a Luis, el otro protagonista y su amante, que no se vanagloria pero tampoco se arrepiente de cuanto ha hecho… Es la mejor explicación para entender su existencia y valorarla sin cargar las tintas. Diré también que su personaje me parece más natural, más humano, que el de su compañero Luis, siempre muy atado a la obligación, a las reglas del juego, tan reglamentista, tan rígido en sus planteamientos, y Martina tan libre, tan espontánea, tan natural.
En cualquier caso, me ha gustado el libro. Si tengo que buscarle alguna pega diría que quizá el autor se ha pasado en recoger demasiadas cartas mantenidas en la correspondencia de los dos amantes. Son cartas muy poéticas, pero me temo que las prisas de algunos lectores les van a impedir saborearlas como se merecen, sobre todo a los que buscan con impaciencia el final de lo que se cuenta.
He tenido ocasión de leer “Los silencios de Martina” y, como he visto en su web diferentes comentarios sobre el libro, me animo también a enviarle el mío por si desea añadirlo. Antes que nada, Martina no me parece una mujer tan extraña como creo que indican algunos lectores. Para mí es una mujer normal y corriente. En alguna de las páginas me ha parecido que el autor intenta analizar la filosofía y el comportamiento de Martina desde una óptica excesivamente religiosa o moralista, como si cuanto ha hecho en su vida fuera consecuencia de una transgresión de los principios morales o religiosos. Yo creo que hay que analizarla desde la vertiente humana y natural, como la de una mujer que ha vivido la existencia que le ha correspondido, sin los condicionamientos del “pecado” o de ruptura.
En algún momento de la historia ella misma viene a decir esto que yo destaco ahora, por ejemplo cuando en uno los correos electrónicos le dice a Luis, el otro protagonista y su amante, que no se vanagloria pero tampoco se arrepiente de cuanto ha hecho… Es la mejor explicación para entender su existencia y valorarla sin cargar las tintas. Diré también que su personaje me parece más natural, más humano, que el de su compañero Luis, siempre muy atado a la obligación, a las reglas del juego, tan reglamentista, tan rígido en sus planteamientos, y Martina tan libre, tan espontánea, tan natural.
En cualquier caso, me ha gustado el libro. Si tengo que buscarle alguna pega diría que quizá el autor se ha pasado en recoger demasiadas cartas mantenidas en la correspondencia de los dos amantes. Son cartas muy poéticas, pero me temo que las prisas de algunos lectores les van a impedir saborearlas como se merecen, sobre todo a los que buscan con impaciencia el final de lo que se cuenta.
González Vázquez María Jesús. Escritora
28/10/14 23:31:02
Por fin he leído “Un Ruiseñor en la Abadía”. Me sorprendió lo bien que conoces y lo bien que has plasmado la vida de un pueblo gallego. El modo de ser, de vivir, de hablar. Las denominaciones, los nombres de cada objeto y actividad, el vocabulario en gallego. La esencia de la galleguidad está en tu libro, sobre todo en el momento histórico en que lo sitúas. Además, las descripciones son muy bellas. Creo que es un libro delicado y bello.
Perezkoetxea Begoña
22/08/14 17:44:56
En compañía de un ruiseñor…
Este verano he estado en acompañada por un ruiseñor, sobre todo en Almería donde pasé unos días de descanso y disfrute. Parte de ese disfrute me lo ha ofrecido una de sus novelas, “Un ruiseñor en la Abadía”. Conocí el libro a través de una amiga. La lectura de esta novela, llena de minuciosas y exquisitas descripciones, más allá de situarte en tan hermosos parajes gallegos te hace sentirlos y olerlos. La lectura ha sido un verdadero placer; aunque estaba a mucha distancia de Abeleda, el pueblo ourensano donde se desarrolla la acción, me ha hecho sentirme muy cerca de él.
Don Luis y Olvido, sus pasiones, sus anhelos, sus lealtades... Una historia de la que probablemente muchos pueblos de nuestro país hayan sido testigos en años pasados, y que con esta novela yo he podido vivirla muy de cerca. Constantes entradas y salidas de personajes que van hilando la aparentemente sencilla y monótona vida rural, y que dejan entrever lo que quizá de autobiográfico y personal tiene esta tierna historia.
Si algún día tenemos ocasión de conocernos en persona le transmitiré de nuevo mi agradecimiento por los gratos momentos que me ha regalado. Por adelantado vayan pues mis felicitaciones por tener la capacidad de dar forma y vida no sólo a los recuerdos, sino también a las emociones y los sueños.
Este verano he estado en acompañada por un ruiseñor, sobre todo en Almería donde pasé unos días de descanso y disfrute. Parte de ese disfrute me lo ha ofrecido una de sus novelas, “Un ruiseñor en la Abadía”. Conocí el libro a través de una amiga. La lectura de esta novela, llena de minuciosas y exquisitas descripciones, más allá de situarte en tan hermosos parajes gallegos te hace sentirlos y olerlos. La lectura ha sido un verdadero placer; aunque estaba a mucha distancia de Abeleda, el pueblo ourensano donde se desarrolla la acción, me ha hecho sentirme muy cerca de él.
Don Luis y Olvido, sus pasiones, sus anhelos, sus lealtades... Una historia de la que probablemente muchos pueblos de nuestro país hayan sido testigos en años pasados, y que con esta novela yo he podido vivirla muy de cerca. Constantes entradas y salidas de personajes que van hilando la aparentemente sencilla y monótona vida rural, y que dejan entrever lo que quizá de autobiográfico y personal tiene esta tierna historia.
Si algún día tenemos ocasión de conocernos en persona le transmitiré de nuevo mi agradecimiento por los gratos momentos que me ha regalado. Por adelantado vayan pues mis felicitaciones por tener la capacidad de dar forma y vida no sólo a los recuerdos, sino también a las emociones y los sueños.
González Vázquez María Jesús. Escritora
19/08/14 17:49:34
He pasado unos días muy entretenida leyendo tu libro Casa de Vecinos. Desde luego conoces muy bien el mundo que nos rodea, tanto desde el punto de vista social como empresarial, el ambiente del momento y la psicología de las personas. Todo ello te ha permitido escribir un libro ameno y original, que retrata el cuerpo y el alma de un pedazo de barrio mixto que podía situarse en algunos de Madrid y en estos últimos tristes años. Digo tristes por el socavón económico y la consiguiente desmoralización de la gente.
Reflejas muy bien en algunos personajes y situaciones los cambios y transiciones vertiginosos que se han producido. Tu libro tiene mucho bueno. Pienso que aún mejoraría si algunos de los protagonistas redujeran sus sermones algo doctrinarios, pero esto es muy personal y quizá tu hayas visto a los personajes así y quisieras retratarlos de un modo muy real. O quizá pretendas darle un tono didáctico personal. Pero le veo muy fluido, fuera de esos párrafos. Es decir: casi todo; me gusta mucho la fluidez.
Reflejas muy bien en algunos personajes y situaciones los cambios y transiciones vertiginosos que se han producido. Tu libro tiene mucho bueno. Pienso que aún mejoraría si algunos de los protagonistas redujeran sus sermones algo doctrinarios, pero esto es muy personal y quizá tu hayas visto a los personajes así y quisieras retratarlos de un modo muy real. O quizá pretendas darle un tono didáctico personal. Pero le veo muy fluido, fuera de esos párrafos. Es decir: casi todo; me gusta mucho la fluidez.
González Fernández María Josefa
11/01/14 23:29:23
A melodía dun ruiseñor inspiroulle a Eugenio Feijoo a novela Un Ruiseñor en la Abadía. Unha novela cuxa narrativa literaria posúe ritmo de tenrura cando, por exemplo, describe cómo o brillo das estrelas rompe a escuridade inmensa dun ceo ignoto.
Narra ben o ritmo dos costumes e a vida social e económica das xentes das décadas dos anos corenta e cincuenta, tempo da posguerra civil española. Tempos de escurantismo e miseria total nesa terra que hoxe chamamos Ribeira Sacra. Terra feiticeira onde todo namora: namoran os atardeceres, cando o sol debuxa o horizonte, cada dia dun xeito diferente, e na cima dos seus cumios despuntan maxestuosos e perdurables os mosteiros, abadías e igrexas. Nesta natureza pasou o autor os primeiros anos da súa infancia, e cando marchou alén da nosa Galicia xa levaba nos seus ollos e na súa pel o ceo, os ríos, os lameiros inclinados e a forma de vida dos aldeáns da Abeleda. Levaba no seu corazón a Ribeira Sacra.
Na novela lemos cómo celebraban os nosos ancestros o nadal ó carón lo lume, o tempo das castañas e a néboa, a festa do quince, os días da sega. Os personaxes como o prestamista de Aguil, o mestre Betula, Concha a campaneira, danlle vida ao relato. A lectura de Un Ruiseñor en la Abadía perfila de xeito brillante a vida dos días daqueles anos, e lelo é francamente una delicia.
Narra ben o ritmo dos costumes e a vida social e económica das xentes das décadas dos anos corenta e cincuenta, tempo da posguerra civil española. Tempos de escurantismo e miseria total nesa terra que hoxe chamamos Ribeira Sacra. Terra feiticeira onde todo namora: namoran os atardeceres, cando o sol debuxa o horizonte, cada dia dun xeito diferente, e na cima dos seus cumios despuntan maxestuosos e perdurables os mosteiros, abadías e igrexas. Nesta natureza pasou o autor os primeiros anos da súa infancia, e cando marchou alén da nosa Galicia xa levaba nos seus ollos e na súa pel o ceo, os ríos, os lameiros inclinados e a forma de vida dos aldeáns da Abeleda. Levaba no seu corazón a Ribeira Sacra.
Na novela lemos cómo celebraban os nosos ancestros o nadal ó carón lo lume, o tempo das castañas e a néboa, a festa do quince, os días da sega. Os personaxes como o prestamista de Aguil, o mestre Betula, Concha a campaneira, danlle vida ao relato. A lectura de Un Ruiseñor en la Abadía perfila de xeito brillante a vida dos días daqueles anos, e lelo é francamente una delicia.
Cruz Domínguez Modesta
11/01/14 23:28:17
Leí tus dos libros hace ya algún tiempo, pero el ritmo que nos impone Madrid hace retrasar las cosas una y otra vez… Me gustó más Un Ruiseñor en la Abadía porque habla de un mundo rural que yo conocí –un poco- y que está prácticamente desaparecido. La vida en las aldeas de Galicia en aquellos años, las comidas, los trabajos, las costumbres… me resultó grato. Además, utilizas palabras de árboles y otros elementos que no conocía. La historia del cura y del ama de llaves es, además, un clásico en la Galicia rural…
Con Los silencios de Martina, sin embargo, no conecté igual, aunque se ve que es un libro en el que tú has volcado muchas de tus experiencias en el mundo empresarial, un mundo, por cierto, que me resulta muy desconocido. Me gustó el comienzo, el primer capítulo, el del cementerio, que tiene una atmósfera sugestiva y abre muchas preguntas; pero luego me fui enfriando; no sé si tuvo que ver que lo leí en dos tiempos (lo empecé en Ourense y continué en Madrid unas semanas después).
Con Los silencios de Martina, sin embargo, no conecté igual, aunque se ve que es un libro en el que tú has volcado muchas de tus experiencias en el mundo empresarial, un mundo, por cierto, que me resulta muy desconocido. Me gustó el comienzo, el primer capítulo, el del cementerio, que tiene una atmósfera sugestiva y abre muchas preguntas; pero luego me fui enfriando; no sé si tuvo que ver que lo leí en dos tiempos (lo empecé en Ourense y continué en Madrid unas semanas después).