Eugenio Feijoo

  

Opiniones de lectores

La creación literaria, como cualquier otra expresión artística, no completa su ciclo creativo hasta que se expone a la consideración de la sociedad.

Escribir para uno mismo, como componer, pintar o esculpir, tienen su punto final en la consideración del público.

En este apartado de la web se recogen como información para los futuros lectores las opiniones recibidas de los libros de Eugenio Feijoo, incluyendo aquellas recibidas antes de la publicación de la página. 

Opiniones de lectores

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20/04/16 16:42:57
Hay escritores a los que se nota tanto que escriben bien que no deben de escribir tan bien. Escriben para pasmo, sorpresa y admiración del lector. Buscan los retortijones ensordecedores del lenguaje, dicen de la manera más complicada las cosas más corrientes, buscan la metáfora hasta la extenuación. Con lo que sus textos corren y saltan como arroyos entre pedruscos. Son tan admirables como fatigosos. Ganan prestigio con solemnidad y pierden lectores a chorros. Aunque nadie confesará que ha dejado de leerlos. Alguna vez se ha llamado a tales escritores “literatos de sonajero” que no supone faltarles al respeto sino negarles la adoración que buscan. Al fin y al cabo los sonajeros son útiles y, cuando menos, sirven de alarma.
La literatura más hermosa es la que fluye, la que corre serenamente, aquella cuya palabra engendra la siguiente y la da a luz, la pare sin aparente dolor. No hay parto sin dolor pero puede haber parto sin gesticulaciones.
El lenguaje de Eugenio es fluyente, sereno, sin arrumacos desmedidos al lector, sin fuegos artificiales, con la eficacia de la sabiduría y sin el relumbrón de la prepotencia. Es un lenguaje respetuoso y sencillo que no busca el asombro sino la serena transmisión de lo que quiere contar. No abusa de la metáfora ni huye desesperadamente del tópico sino que lo abraza tranquilamente cuando hace falta. El lector se siente respetado, no sufre sobresaltos y las cosas le llegan con la suavidad de quien revive lo vivido descubriendo en ello la hondura y la belleza de la normalidad. Lo que llama Eugenio “la vida misma”.
Landeira Renato A. Periodista y abogado.
20/04/15 20:25:09
Crítica de Renato Landeira, periodista y abogado, de “Los Silencios de Martina”. Si desea ampliar este extracto puede escuchar la intervención completa de este crítico como presentador de esta obra en la Casa de Galicia de Madrid, que facilitamos en el apartado “Presentaciones”.

“Los Silencios de Martina” es la historia de un reencuentro. De pasión frustrada y reprimida. Del no olvido. Tiene ese arranque moderno, quijotesco, orsonwelliano y hitckoquiano, también de John Ford, de empezar por su final y echar la mirada atrás. No se trata de leer un qué, sino un por qué.
No olvida Luis, su protagonista, a Martina; ni Eugenio olvida su historia. Una historia que pertenece a la inquietud literaria que siempre le acompañó, desde que pisara aquellas losas romanas de Abeleda hasta (Madrid). Pero lo gallego reluce y empaña en Feijoo: melancolía y morriña. Un reflejo más de aquel “Veinte años no es nada”, tan gallego, que compuso Alfredo Lepera en 1935 e inmortalizó Carlos Gardel en su tango.
No existe literatura que no refleje un pesar de su autor. Un querer ser o un querer haber sido. Ese algo que decir a la hora de escribir empieza y acaba en el escarbar de uno mismo. ¿Qué autor no es alter ego de su protagonista? Eugenio Feijoo, Luis, heterónimos de un mismo soy-yo. Eugenio pone lo melancólico, el escenario, la atmósfera y las horas de la Olivetti. Luis el recuperar su pasado, nada nuevo, es cierto: el fresh start americano, la saudade brasileira, el fadismo portugés de la nostalgia y el fatalismo, el Begin the Beguine de Cole Porter. En lo gallego contemporáneo, me viene a la cabeza Sempre Xonxa, del gran Chano Piñeiro.
Porque Eugenio Feijoo es poeta. No es poeta quien rima versos. Ser poeta es una actitud que Feijoo tiene. Recordemos unos versos del fado por excelencia de Amalia Rodrigues: Amor, ciúme,/cinzas e lume/dor e pecado./Tudo isto existe/tudo isto é triste/ tudo isto é fado… Tudo isto é Eugenio Feijoo.
González Vázquez María Jesús
20/04/15 20:16:49
He terminado de leer tu libro “Relatos de Halcones y Palomas• Le he prestado mucha atención y me parece un mosaico de esta complicada vida. Algunos cuentos más que cuentos son cuadros: un pedazo de vida retratada con figuras en movimiento, como por ejemplo La Tribuna del Bar, o el Banquete de Primera Comunión, donde narras con fina ironía el horror en que se han convertido algunas celebraciones y el derroche de nuevos ricos que revelan.
La desesperanza también tiene su sitio en El último Capricho de un Emigrante, o en El desencanto del Viejo Sindicalista, muy bien contadas, de forma que conmueven, que es importante en Literatura. La Casa del Indiano está en una línea similar.
Es complicado y largo comentar cada cuento, pero son muy bellos La Pintora de Ojos Tristes: el personaje es literariamente hermoso. Y luego Con la Miel en los Labios, que es el que te ha salido, a mi modesto modo de ver ... más redondo. Es perfecto.
Por supuesto que en algún otro y respecto a algún párrafo te tiraría de las orejas por cargar las tintas, o el desahogo bronco de algún final, pero esto es poco en un bello libro que se merece toda la suerte. Muchas gracias por haberlo escrito y recordarme el duro mundo en que luchamos para sobrevivir.
Enhorabuena y un abrazo.
Seguín Milagros
20/04/15 20:09:56
Hola, por fin conseguí Un Ruiseñor en la Abadía la semana pasada a través de Bubok, y me lo he acabado ayer. Me ha costado trabajo encontrarlo porque aquí en La Coruña no lo había en las librerías. Me ha gustado mucho pero creo que debería referirse a más gente del pueblo y no solo a los personajes principales de la historia. El final no me lo esperaba así para nada, pensaba que iba a ser más una historia de amor y pasión. Le sugiero que escriba un segundo libro sobre el pueblo de Abeleda, porque me he quedado con ganas de más y me interesa el ambiente que refleja en toda la historia.
De Luis Rosa
20/04/15 20:01:30
Rosa de Luis:
He tenido ocasión de leer “Los silencios de Martina” y, como he visto en su web diferentes comentarios sobre el libro, me animo también a enviarle el mío por si desea añadirlo. Antes que nada, Martina no me parece una mujer tan extraña como creo que indican algunos lectores. Para mí es una mujer normal y corriente. En alguna de las páginas me ha parecido que el autor intenta analizar la filosofía y el comportamiento de Martina desde una óptica excesivamente religiosa o moralista, como si cuanto ha hecho en su vida fuera consecuencia de una transgresión de los principios morales o religiosos. Yo creo que hay que analizarla desde la vertiente humana y natural, como la de una mujer que ha vivido la existencia que le ha correspondido, sin los condicionamientos del “pecado” o de ruptura.
En algún momento de la historia ella misma viene a decir esto que yo destaco ahora, por ejemplo cuando en uno los correos electrónicos le dice a Luis, el otro protagonista y su amante, que no se vanagloria pero tampoco se arrepiente de cuanto ha hecho… Es la mejor explicación para entender su existencia y valorarla sin cargar las tintas. Diré también que su personaje me parece más natural, más humano, que el de su compañero Luis, siempre muy atado a la obligación, a las reglas del juego, tan reglamentista, tan rígido en sus planteamientos, y Martina tan libre, tan espontánea, tan natural.
En cualquier caso, me ha gustado el libro. Si tengo que buscarle alguna pega diría que quizá el autor se ha pasado en recoger demasiadas cartas mantenidas en la correspondencia de los dos amantes. Son cartas muy poéticas, pero me temo que las prisas de algunos lectores les van a impedir saborearlas como se merecen, sobre todo a los que buscan con impaciencia el final de lo que se cuenta.
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